jueves, 13 de diciembre de 2012

Un comienzo diferente


Son tus ojos. Los que me atan de pies y manos, los que me hacen daño cada noche grabados a fuego en mi mente.

Duele ver como te alejas de mí poco a poco, sin pausa, haciéndome daño, arañándome el alma.

Moriría por gritarle al cielo que te quiero, que quiero tenerte a mi lado, que te necesito conmigo.

Tu voz, ese sonido de los dioses que se clava en mis oídos y que me perfora el pensamiento.

Paso las horas esperando un susurro, un rumor, una palabra; deseando ver que me extrañas sólo una milésima parte de lo que yo a ti.

Pero no. Espero una llamada que no se produce, un mensaje que no llega, una palabra que nunca vas a decir...

Y me apago, sabiendo que me has partido en dos la vida, sin saberlo. Sabiendo que te has largado sin despedirte siquiera. Sabiendo que has cortado de raíz algo que ni siquiera había empezado.

Solo tengo ganas de quedarme aquí y morir en silencio. De callarme y ver como el mundo pasa por mí sin tocarme.

Me molesta la felicidad ajena, me da envidia la suerte de mis amigos; me da asco que haya gente con suerte a mi alrededor.

Por todo esto que me atormenta me estoy volviendo mala, egoísta y envidiosa. Un ser que no debería existir, ni pensar, ni contaminar el mundo, ya podrido de por sí, con su frustración, su furia y su rabia.

Por ti, por lo que me inspiras a sentir, y por lo que me haces cada día con el mero hecho de existir.

María Dolores, Mayo 2012

jueves, 29 de noviembre de 2012

Otra vez


Jamás pensé que pasaría.

Otro cuerpo, otras manos, otra piel.

Otros labios, las mismas lágrimas, tan solo un año después.

Tú, con tu rareza, tu timidez, tu distancia y, por supuesto, tu negación.

Vuelvo a recorrer los mismos caminos que anduve hace tiempo y que creía perdidos, parándome en las mismas esquinas y retorciéndome las manos soñando con ser alguien algún día, alguien a quién entregues tu vida y alguien a quien quieras poseer. Y aquí me encuentro otra vez, esperando otro no por respuesta, lamentando el momento en el que el sueño se rompa, volviendo a sufrir otra vez.

No entiendo lo que quieres, no sé porqué te quiero, un día me prometí que no volvería a querer a quién no me quisiera. Un día me negué a volver a amar.

Pero apareciste. Me pusiste a prueba y derrumbaste el muro que con ahínco había construido. Destrozaste la defensa que me había obligado a levantar y vuelvo a caer. 

Tú sigues con tu vida mientras yo te lloro. Tú vives tus momentos mientras yo sueño los míos contigo.

Me has cambiado, me has atado, te escapas de mis manos y yo, mientras lucho por liberarme de tus nudos, espero, lloro...

... y me muero.

María Dolores 14/03/2012

"Lavore et constantia"


Trabajo y constancia, las claves del éxito.

Perder el compás, se dice. El compás el son, el ritmo, el instrumento.

Elemento del orden, el círculo. La melodía perfecta, el ritmo regular… la precisión.

La laxitud nos deja caer en la inconstancia, en la cuneta de la larga carretera que vertebra nuestra vida.

Se difuminan las líneas, se apagan las notas, resbalan los dedos en el acorde diario, se tuercen las líneas de nuestra cueva protectora. Se desmonta nuestra obre, nuestro hogar, nuestro trabajo y nuestra música.

Escalas, claves, modos, sistemas. Piezas.

Dos mundo encontrados con un mismo sentido final. La arquitectura, la música.

Para locos, para cuerdos. Líneas que se deslizan por el pentagrama que supone nuestro proyecto curvas que generan la melodía para nuestros ojos y oídos.

Proporciones humanas o divinas, música para hombre o melodías imposibles para los mismos dioses, piezas para personas o sonatas para magnates celestiales.

Buenas o malas, pequeñas o grandes pero música y obras.

Cogidas de la mano, tiernas, pero precisas y bien construidas, seguras, claras.

Música y arquitectura. Cualquiera de las dos es capaz de hacerte perder la cabeza. Te vuelven loco, te descentran, te desmontan…

Pero únelas y tendrás la base, el camino, la senda recta que te llevará hacia delante. Tu guía; tu clave, tu cimiento para ser, algún día, alguien.

María Dolores, 30/11/2011
Coge un papel y un lápiz, siéntate y escucha. Búscale el sentido al mundo y cuéntamelo con un cuento. No te tomaré por loco, porque eres el único que entonces estará cuerdo.

María Dolores, 27/11/2011

Inferioridad


Diferencia, soledad, frustración, indefensión.

Hagamos un inciso, un aparte. Tengo dudas, tengo miedo, tengo frío, tengo sueño… Puede ser.

Delgadez desvalidos. Es inutil, una pérdida de tiempo. Letras en el rostro.

Discípulos, Gran palabra, gran significado. Sígueme, síguelo. Ríndete, déjalo. LUCHA.

Largo recorrido, duro y difícil el camino.

Cambio, cambio… Corre el día, mueren las horas, se cierra el pasado y se va firmando el destino.

Me devano los sesos buscando un motivo, un susurro pero me siento inferior a la gente, me siento pobre en comparación con el resto, me veo perdida, me desconecto, me alejo, me quemo.

Constantes de mi vida, de mi triste e insulsa existencia. Echar de menos algo que nunca ha existido, que nunca he tenido, que nunca he vivido.

Un TÚ en mi vida, un tú conmigo, compañero, amigo, tu presencia. Lo único que necesito para darme el empuje, para darme el impulso; para lanzarme al vacío sin miedo, porque sé que abajo me esperas, un pilar, un muro, un apoyo. Un núcleo por el que merezca la pena vivir.

María Dolores, 25/11/2011

domingo, 27 de noviembre de 2011

Imagina

- Míralo, el péndulo. Hay un niño horroroso... Aunque tiene los ojos bonitos, verdes, y los dientes perfectos. Y los labios perfilados, finos. Los pómulos altos...
+ ¿No has dicho que era feo?
- Y lo es, y yo, y tu también. Somos feos. ¿Te has mirado detenidamente la cara en un reflejo? Un ojo, bueno dos, la nariz, la boca, las mejillas, las orejas. ¿Habrá cosa más fea que una oreja?
>Por separado, puede que sean cosas bonitas, pero juntas... Belleza a trozos. El ser humano es feo...
>Más que verdes son grises... mira el péndulo. La mesa tiene las patas grises. Imagínate un gato rosa en medio.
+ ¿Rosa? Qué hortera.
- Rosa, pero con el pelo negro.
+ ¿Pero no era rosa? ¿Cómo va a tener el pelo negro?
- ¿Acaso tu eres africano por ser moreno de pelo?
>Y ponle los ojos amarillos, fieros, pero con garras de niño.De niño gato, de gato pequeño... bueno eso, garras de bueno.
>Te estás rebullendo inquieto. Yo también estoy cansada. Se escucha el ruido de un cañón, ¿verdad?

Hay poca luz. Turbulencia ocular, qué mareo. Las letras bailan, se agitan, tiemblan. Se han detenido de pronto, mientras el bolígrafo está volando, como ese lápiz... Alguien está jugando.
Las hojas, las ventanas, qué mala combinación. Tiempo, me falta. Rechina el tiempo, o la puerta... me he dormido, creo.
Clac, clac, clac. ¡Fuera de aquí! Dame un abrazo...

- Ten cuidado con el gato, que ha vuelto.
+ Pero si nunca ha estado ahí...
- ¿Cómo que no? El gato, como todo, llegará tan lejos como alcancen tus sueños...

María Dolores 27/11/2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

Cuestión de escala

- Pequeña, en comparación con el mundo. Grande, comparada con un ratón.

Se escapa la vida entre mis dedos. Me hundo, me aburro, me duermo. No quiero.
Corres. Largo, larguísimo el pasillo negro... y feo.
Me duelen los dedos, y las manos, pero más me duelen los oídos de escuchar, de escucharte no me canso.
Contradicción es que te quiero y no te quiero, no que no vivo y tampoco muero.

Ni siquiera sé de lo que hablo... bah, ya no me acuerdo.
Una moto. Qué mal suena. Se ha hecho el silencio. Todo el mundo está mirando con miedo: "A mí no, por favor..."

A lo que iba. Ni yo sé lo que quiero. Bueno sí, una vida, lo típico, pero... ¿con quién, o cómo?
¿Me ayudas a encontrar mi camino? No hay que hacer un gran esfuerzo, solo estar dispuesto a soportar el miedo.
Mucho miedo. Corres en penumbra, te persiguen los muertos... No te vayas a caer.
Es el pasado, que de pronto vuelve y quiere llevarme consigo, pero tú no me dejes. Cógeme de la mano y perdámonos en el tiempo, o en el espacio, o en el miedo...

Ay! Yo que sé, ya me estoy haciendo un lío.
No sé si soy yo la que corre hacia el fuego, o es el fuego el que me da miedo, o el miedo tiene miedo de mí, o está asustado del fuego... Qué más da.
No me importa tener miedo, lo que me preocupa es que, cuando llegue, yo no tenga un motivo para vencerlo, para gritarle que puedo, que quiero.

- ¿Con quién hablas?
- Con el viento.
- Estás loca, tía.
- ¿Loca? Tú no amas, no disfrutas, no te ríes, no piensas, no buscas, no te inquietas, no preguntas... ¿Por qué me llamas a mí loca, cuando eres tú el que ya está muerto?

María Dolores, 7-11-2011