- Míralo, el péndulo. Hay un niño horroroso... Aunque tiene los ojos bonitos, verdes, y los dientes perfectos. Y los labios perfilados, finos. Los pómulos altos...
+ ¿No has dicho que era feo?
- Y lo es, y yo, y tu también. Somos feos. ¿Te has mirado detenidamente la cara en un reflejo? Un ojo, bueno dos, la nariz, la boca, las mejillas, las orejas. ¿Habrá cosa más fea que una oreja?
>Por separado, puede que sean cosas bonitas, pero juntas... Belleza a trozos. El ser humano es feo...
>Más que verdes son grises... mira el péndulo. La mesa tiene las patas grises. Imagínate un gato rosa en medio.
+ ¿Rosa? Qué hortera.
- Rosa, pero con el pelo negro.
+ ¿Pero no era rosa? ¿Cómo va a tener el pelo negro?
- ¿Acaso tu eres africano por ser moreno de pelo?
>Y ponle los ojos amarillos, fieros, pero con garras de niño.De niño gato, de gato pequeño... bueno eso, garras de bueno.
>Te estás rebullendo inquieto. Yo también estoy cansada. Se escucha el ruido de un cañón, ¿verdad?
Hay poca luz. Turbulencia ocular, qué mareo. Las letras bailan, se agitan, tiemblan. Se han detenido de pronto, mientras el bolígrafo está volando, como ese lápiz... Alguien está jugando.
Las hojas, las ventanas, qué mala combinación. Tiempo, me falta. Rechina el tiempo, o la puerta... me he dormido, creo.
Clac, clac, clac. ¡Fuera de aquí! Dame un abrazo...
- Ten cuidado con el gato, que ha vuelto.
+ Pero si nunca ha estado ahí...
- ¿Cómo que no? El gato, como todo, llegará tan lejos como alcancen tus sueños...
María Dolores 27/11/2011
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