jueves, 29 de noviembre de 2012

"Lavore et constantia"


Trabajo y constancia, las claves del éxito.

Perder el compás, se dice. El compás el son, el ritmo, el instrumento.

Elemento del orden, el círculo. La melodía perfecta, el ritmo regular… la precisión.

La laxitud nos deja caer en la inconstancia, en la cuneta de la larga carretera que vertebra nuestra vida.

Se difuminan las líneas, se apagan las notas, resbalan los dedos en el acorde diario, se tuercen las líneas de nuestra cueva protectora. Se desmonta nuestra obre, nuestro hogar, nuestro trabajo y nuestra música.

Escalas, claves, modos, sistemas. Piezas.

Dos mundo encontrados con un mismo sentido final. La arquitectura, la música.

Para locos, para cuerdos. Líneas que se deslizan por el pentagrama que supone nuestro proyecto curvas que generan la melodía para nuestros ojos y oídos.

Proporciones humanas o divinas, música para hombre o melodías imposibles para los mismos dioses, piezas para personas o sonatas para magnates celestiales.

Buenas o malas, pequeñas o grandes pero música y obras.

Cogidas de la mano, tiernas, pero precisas y bien construidas, seguras, claras.

Música y arquitectura. Cualquiera de las dos es capaz de hacerte perder la cabeza. Te vuelven loco, te descentran, te desmontan…

Pero únelas y tendrás la base, el camino, la senda recta que te llevará hacia delante. Tu guía; tu clave, tu cimiento para ser, algún día, alguien.

María Dolores, 30/11/2011

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