jueves, 13 de diciembre de 2012
Un comienzo diferente
Son tus ojos. Los que me atan de pies y manos, los que me hacen daño cada noche grabados a fuego en mi mente.
Duele ver como te alejas de mí poco a poco, sin pausa, haciéndome daño, arañándome el alma.
Moriría por gritarle al cielo que te quiero, que quiero tenerte a mi lado, que te necesito conmigo.
Tu voz, ese sonido de los dioses que se clava en mis oídos y que me perfora el pensamiento.
Paso las horas esperando un susurro, un rumor, una palabra; deseando ver que me extrañas sólo una milésima parte de lo que yo a ti.
Pero no. Espero una llamada que no se produce, un mensaje que no llega, una palabra que nunca vas a decir...
Y me apago, sabiendo que me has partido en dos la vida, sin saberlo. Sabiendo que te has largado sin despedirte siquiera. Sabiendo que has cortado de raíz algo que ni siquiera había empezado.
Solo tengo ganas de quedarme aquí y morir en silencio. De callarme y ver como el mundo pasa por mí sin tocarme.
Me molesta la felicidad ajena, me da envidia la suerte de mis amigos; me da asco que haya gente con suerte a mi alrededor.
Por todo esto que me atormenta me estoy volviendo mala, egoísta y envidiosa. Un ser que no debería existir, ni pensar, ni contaminar el mundo, ya podrido de por sí, con su frustración, su furia y su rabia.
Por ti, por lo que me inspiras a sentir, y por lo que me haces cada día con el mero hecho de existir.
María Dolores, Mayo 2012
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)